Fa anys que segueixo els comentaris d’Avelina Lésper en el seu blog ( www.avelinalesper.com ). Me la va
descobrir l’Enric Aromí que n’és un gran fan i que de tant en tant ens dona
notícia seva, i estic força d’acord amb els seus plantejaments generals envers
aquest mal anomenat art contemporani , encara que discrepo, i molt, d’algunes
de les seves individualitzacions que també han esdevingut obsessions, com és el
cas de la seva fòbia vers l’obra d’Antoni Tàpies ( potser per això complau tant
al bon amic Enric).
Ara la seva entrevista publicada a La Vanguardia el
passat dia 6 , ha estat rebotant per tota la xarxa i s’ha reproduït en diversos
mitjans informatius de mig mon. Una entrevista amb coses discutibles, com no,
però apostant fort per aquest concepte de
que “ el rei va despullat” que tants defensem front la bunkerització de
la síndrome de l’avantguardista , que sembla estar inoculada en tants i tants
poders fàctics i essencialment públics.
Per això reprodueixo aquí aquesta entrevista a La
Vanguardia (http://www.lavanguardia.com/cultura/20140206/54400875066/entrevista-avelina-lesper-arte-contemporaneo.html#.Uvf_GhvpE6s.facebook)
per que entreu en matèria i pogueu plantejar-vos les vostres raons en aquesta
ja eterna disputa en relació a la veritat o no , de l’art contemporani.
No fueron pocos los que se identificaron, hace un par
de años, con aquella mujer de la limpieza de un museo alemán tan celosa de su
trabajo que se empleó a fondo para eliminar unas terribles manchas que había en una de
las obras expuestas. Ni se le ocurrió sospechar que formaban parte vital de la
pieza Wenn es anfängt durch die Decke zu tropen (Cuando
empieza a gotear el techo) del artista Martin Kippenberger, valorada en 800.000
euros. El Museo Ostwald de Dortmund (cuyas primeras entradas en Google son sobre
el suceso, superando a su web oficial), llegó a afirmar que "estamos
intentando aclarar cuanto antes qué tipo de capacitación tiene el personal de
la limpieza". La crítica de arte mejicana Avelina Lésper diría
que esa pobre trabajadora, además de un gran sentido de la pulcritud, tenía
también un gran sentido común. Lésper, colaboradora de diferentes medios de
comunicación latinoamericanos y directora del programa de televisión El
Milenio visto por el Arte, es una de las voces que más suenan contrarias al arte
contemporáneo, cuestionando desde los ready-made (el uso de objetos comunes
como el urinario de Duchamp) a las performances efímeras.
-¿Cómo definiría el arte contemporáneo en una palabra?
-Fraude
-Explíquese…
-Carece de valores estéticos y se sustenta en irrealidades. Por un lado, pretende a través de la palabra cambiar la realidad de un objeto, lo que es imposible, otorgándoles características que son invisibles y valores que no son comprobables. Además, se supone que tenemos que aceptarlos y asimilarlos como arte. Es como un dogma religioso.
-¿Y por otro lado?
-También es un fraude porque está sostenido nada más que en el mercado, que es fluctuante y artificial en la mayoría de los casos. Se otorgan a las obras valores artificiales para que pienses: “si cuesta 90.000 euros es porque debe ser arte”. Estos precios son una burbuja, como existió la burbuja inmobiliaria.
-¿Y pinchará?
-Se tiene que pinchar. Una torre de papel sanitario de Martin Creed cuesta 90.000 euros. El objeto no es lo importante, sino lo que tú puedes demostrar económicamente a través de su compra.
-¿Y no pueden comprar Murillo o Picasso?
-No puedes especular con pintura antigua porque hay muy poca. En cambio, este tipo de obras se realizan en minutos, algunas se hacen en factorías.
-¿No se podría especular con obra actual con valores estéticos?
-El arte toma tiempo. No hay manera de que Antonio López termine un cuadro… Por una parte, debes esperar a que el pintor o escultor haga sus obras. Por otra, el arte necesita talento, que el artista tenga algo que mostrar a través de su obra. Con el arte contemporáneo los artistas no necesitan tener nada.
-¿Puede poner algún ejemplo?
-Cuando Duchamp hizo su ready-made evitó a todos los artistas el proceso intelectual. Cualquier objeto es arte, el que sea. Bajo este punto de vista, imagínate la cantidad de obras de arte que tú tienes. Todo tu entorno es factible de convertirse en arte. No tienes que esperar que ese artista se forme, demuestre su talento y que acabe aportando algo, lo que es terriblemente difícil. Otro ejemplo es Santiago Sierra con sus ready-made. Te dice: “Esto es un contenedor de mierda de la India”. ¡Qué impresionante!
-Como mínimo piensan la definición…
-El crítico Arthur Danton dijo: “dejen que los filósofos pensemos en la obra, ustedes traigan sus objetos”. Si pones como tema el contenedor de mierda, ya llegará el comisario que elabore el discurso y te hable de la miseria, de las últimas castas que recogen la mierda… hay toda una justificación social y moral. Si tú manifiestas que eso carece de valores estéticos, automáticamente te dicen que estás en contra del mensaje social. Es un arte chantajista, también. Utiliza este tipo de discursos para que lo aceptes como arte. Si no lo aceptas, o estás en contra de él o eres un ignorante.
-La denuncia social se ha ido haciendo a lo largo de la historia del arte…
-Se ha dado, pero no como valor de la obra. Los Fusilamientos del 3 de mayo de Goya valen por la realización artística, porque su pintura fue trascendental y profundamente moderna en su momento. Y sigue siendo moderna ahora. Por eso vale una pintura de Goya, no por el discurso.
-¿Se está confundiendo el arte con el mensaje?
-Ahora el arte solo es mensaje. No hay arte, solo hay panfletos. Estas obras no pueden existir sin los museos. Las obras, paradójicamente, se ven mejor en el catálogo que en vivo. Y ya no digamos con los artistas performance, que solo tienen el registro fotográfico de lo que hacen porque dicen que es efímero, aunque lo repitan 700 veces. Son obras que solo existen en los catálogos y a través de los discursos y la teoría que le ponen los comisarios y especialistas en estética. Son objetos de lujo, una nueva forma de consumo.
-A la mayoría de gente de a pie no le gusta el arte contemporáneo porque le resulta difícil de entender…
-Es que no hay nada que entender. Es un arte que te exige asimilarlo y no discutirlo, por eso también es dogmático. Te exige fe, que creas en él, no que lo comprendas, como las religiones. Quiere someter nuestro intelecto. Todo el tiempo quien se equivoca es el espectador, el artista y la obra es infalible. Si tú dices que carece de valores estéticos, de inteligencia, que no te propone ni aporta nada, entonces te dicen que eres un ignorante.
-¿Quién decide qué es arte?
-Es una decisión arbitraria que se toma entre las instituciones, los museos, las universidades… Es un arte de la academia. Eso de que es independiente y libre es mentira.
-¿Está subvencionado?
-Totalmente, no puede vivir sin las subvenciones del Estado. Es un arte parasitario. La mayoría de los artistas contemporáneos viven del Estado.
-¿El público no pinta nada?
-No. Por eso es demagogia pura que digan que este arte tiene intenciones sociales y que manifiesta intenciones morales. Rechaza a la gente, que para ellos es ignorante. Este arte no vive de la gente, vive de las instituciones y la especulación.
-¿Podríamos decir que refleja la sociedad actual?
-Es muy diferente reflejar que denunciar. Ellos parasitan la sociedad en la que viven, la refleja mejor Madoff. Ambos son parte de una misma mentira social que ha creado el capitalismo a través de la especulación económica. El arte contemporáneo es parte del fracaso capitalista.
-¿Estamos huérfanos de arte?
-Sí, porque no hay espacio para los artistas que sí están creando. ¿Qué muestra el Macba aunque esté vacío? En España hay muchos centros de arte contemporáneo que nacieron a la par que la burbuja inmobiliaria, para que te des una idea de cómo está el asunto. ¿Qué te puede aportar Jeff Koons que imita objetos de feria o cualquier ready-made? Ellos han hecho del material la obra. Ahora para decir guerra ya no tienes que pintar los fusilamientos, ahora escribes la palabra guerra en un letrero. Eso es no tener pensamiento abstracto. Jamás el arte se había despojado tanto de las metáforas… El problema es que se está acabando con una capacidad cognitiva.
-¿Nos quieren tontos?
-Exactamente ¿Y sabes por qué? Eso tiene detrás de sí lo más pedestre que te puedas imaginar, el dinero. Por eso es también un fracaso del capitalismo. Todo lo que se ha hecho por dinero en estas dos últimas décadas ha hecho un daño enorme a la Humanidad. Por dinero se destruyó la economía de Europa, la de Estados Unidos, tenemos el narcotráfico en América Latina… y por dinero están destruyendo el arte.
-¿Alguna buena noticia vinculada al arte?
-(Ríe). Pues que nos hemos dado cuenta, no estamos ciegos ante esto. Los que pintan ahora con maestría y técnica son los contrarrevolucionarios. Y esta resistencia inteligente y creativa es la que va a alimentar el arte
-¿Estos artistas no son vendibles?
-Claro, pero las galerías necesitan que estén amparados por las instituciones. Cuando el Reina Sofía dejó de comprar a Arco, Arco se fue a la quiebra.
-El Reina Sofía dejó de comprar a Arco y empezó a exponer Picasso…
-...Y a Goya, para que la gente vaya…
-¿Esto sería el inicio del cambio?
-Exactamente. Llega un momento en que las instituciones van a tener que escuchar a la población y dejar de trabajar para los intereses privados.
-¿Qué piensa de artistas españoles contemporáneos como Tàpies o Barceló?
-Barceló tiene unos dibujos y unas acuarelas sensacionales. Tàpies está sobrevalorado. Surgió porque el arte español empezó a verse huérfano de creadores y fue la oportunidad de encumbrar a un tipo como Tàpies, con un lenguaje y una creación limitadísima.
-¿Ve mal el arte español?
-Lo del arte español es un fenómeno de análisis. Fue la cúspide del arte mundial, tuvo creadores que aportaron como nadie y ahora los artistas simplemente no existen. Y la crítica española está entregada y sumisa al sistema. ¿Cuándo España se dará cuenta que ha perdido su sitio en el arte?
-No es el único sitio que ha perdido…
-Pero es un factor muy delicado. El arte no nos sacará de la crisis, pero aporta humanidad.
-Fraude
-Explíquese…
-Carece de valores estéticos y se sustenta en irrealidades. Por un lado, pretende a través de la palabra cambiar la realidad de un objeto, lo que es imposible, otorgándoles características que son invisibles y valores que no son comprobables. Además, se supone que tenemos que aceptarlos y asimilarlos como arte. Es como un dogma religioso.
-¿Y por otro lado?
-También es un fraude porque está sostenido nada más que en el mercado, que es fluctuante y artificial en la mayoría de los casos. Se otorgan a las obras valores artificiales para que pienses: “si cuesta 90.000 euros es porque debe ser arte”. Estos precios son una burbuja, como existió la burbuja inmobiliaria.
-¿Y pinchará?
-Se tiene que pinchar. Una torre de papel sanitario de Martin Creed cuesta 90.000 euros. El objeto no es lo importante, sino lo que tú puedes demostrar económicamente a través de su compra.
-¿Y no pueden comprar Murillo o Picasso?
-No puedes especular con pintura antigua porque hay muy poca. En cambio, este tipo de obras se realizan en minutos, algunas se hacen en factorías.
-¿No se podría especular con obra actual con valores estéticos?
-El arte toma tiempo. No hay manera de que Antonio López termine un cuadro… Por una parte, debes esperar a que el pintor o escultor haga sus obras. Por otra, el arte necesita talento, que el artista tenga algo que mostrar a través de su obra. Con el arte contemporáneo los artistas no necesitan tener nada.
-¿Puede poner algún ejemplo?
-Cuando Duchamp hizo su ready-made evitó a todos los artistas el proceso intelectual. Cualquier objeto es arte, el que sea. Bajo este punto de vista, imagínate la cantidad de obras de arte que tú tienes. Todo tu entorno es factible de convertirse en arte. No tienes que esperar que ese artista se forme, demuestre su talento y que acabe aportando algo, lo que es terriblemente difícil. Otro ejemplo es Santiago Sierra con sus ready-made. Te dice: “Esto es un contenedor de mierda de la India”. ¡Qué impresionante!
-Como mínimo piensan la definición…
-El crítico Arthur Danton dijo: “dejen que los filósofos pensemos en la obra, ustedes traigan sus objetos”. Si pones como tema el contenedor de mierda, ya llegará el comisario que elabore el discurso y te hable de la miseria, de las últimas castas que recogen la mierda… hay toda una justificación social y moral. Si tú manifiestas que eso carece de valores estéticos, automáticamente te dicen que estás en contra del mensaje social. Es un arte chantajista, también. Utiliza este tipo de discursos para que lo aceptes como arte. Si no lo aceptas, o estás en contra de él o eres un ignorante.
-La denuncia social se ha ido haciendo a lo largo de la historia del arte…
-Se ha dado, pero no como valor de la obra. Los Fusilamientos del 3 de mayo de Goya valen por la realización artística, porque su pintura fue trascendental y profundamente moderna en su momento. Y sigue siendo moderna ahora. Por eso vale una pintura de Goya, no por el discurso.
-¿Se está confundiendo el arte con el mensaje?
-Ahora el arte solo es mensaje. No hay arte, solo hay panfletos. Estas obras no pueden existir sin los museos. Las obras, paradójicamente, se ven mejor en el catálogo que en vivo. Y ya no digamos con los artistas performance, que solo tienen el registro fotográfico de lo que hacen porque dicen que es efímero, aunque lo repitan 700 veces. Son obras que solo existen en los catálogos y a través de los discursos y la teoría que le ponen los comisarios y especialistas en estética. Son objetos de lujo, una nueva forma de consumo.
-A la mayoría de gente de a pie no le gusta el arte contemporáneo porque le resulta difícil de entender…
-Es que no hay nada que entender. Es un arte que te exige asimilarlo y no discutirlo, por eso también es dogmático. Te exige fe, que creas en él, no que lo comprendas, como las religiones. Quiere someter nuestro intelecto. Todo el tiempo quien se equivoca es el espectador, el artista y la obra es infalible. Si tú dices que carece de valores estéticos, de inteligencia, que no te propone ni aporta nada, entonces te dicen que eres un ignorante.
-¿Quién decide qué es arte?
-Es una decisión arbitraria que se toma entre las instituciones, los museos, las universidades… Es un arte de la academia. Eso de que es independiente y libre es mentira.
-¿Está subvencionado?
-Totalmente, no puede vivir sin las subvenciones del Estado. Es un arte parasitario. La mayoría de los artistas contemporáneos viven del Estado.
-¿El público no pinta nada?
-No. Por eso es demagogia pura que digan que este arte tiene intenciones sociales y que manifiesta intenciones morales. Rechaza a la gente, que para ellos es ignorante. Este arte no vive de la gente, vive de las instituciones y la especulación.
-¿Podríamos decir que refleja la sociedad actual?
-Es muy diferente reflejar que denunciar. Ellos parasitan la sociedad en la que viven, la refleja mejor Madoff. Ambos son parte de una misma mentira social que ha creado el capitalismo a través de la especulación económica. El arte contemporáneo es parte del fracaso capitalista.
-¿Estamos huérfanos de arte?
-Sí, porque no hay espacio para los artistas que sí están creando. ¿Qué muestra el Macba aunque esté vacío? En España hay muchos centros de arte contemporáneo que nacieron a la par que la burbuja inmobiliaria, para que te des una idea de cómo está el asunto. ¿Qué te puede aportar Jeff Koons que imita objetos de feria o cualquier ready-made? Ellos han hecho del material la obra. Ahora para decir guerra ya no tienes que pintar los fusilamientos, ahora escribes la palabra guerra en un letrero. Eso es no tener pensamiento abstracto. Jamás el arte se había despojado tanto de las metáforas… El problema es que se está acabando con una capacidad cognitiva.
-¿Nos quieren tontos?
-Exactamente ¿Y sabes por qué? Eso tiene detrás de sí lo más pedestre que te puedas imaginar, el dinero. Por eso es también un fracaso del capitalismo. Todo lo que se ha hecho por dinero en estas dos últimas décadas ha hecho un daño enorme a la Humanidad. Por dinero se destruyó la economía de Europa, la de Estados Unidos, tenemos el narcotráfico en América Latina… y por dinero están destruyendo el arte.
-¿Alguna buena noticia vinculada al arte?
-(Ríe). Pues que nos hemos dado cuenta, no estamos ciegos ante esto. Los que pintan ahora con maestría y técnica son los contrarrevolucionarios. Y esta resistencia inteligente y creativa es la que va a alimentar el arte
-¿Estos artistas no son vendibles?
-Claro, pero las galerías necesitan que estén amparados por las instituciones. Cuando el Reina Sofía dejó de comprar a Arco, Arco se fue a la quiebra.
-El Reina Sofía dejó de comprar a Arco y empezó a exponer Picasso…
-...Y a Goya, para que la gente vaya…
-¿Esto sería el inicio del cambio?
-Exactamente. Llega un momento en que las instituciones van a tener que escuchar a la población y dejar de trabajar para los intereses privados.
-¿Qué piensa de artistas españoles contemporáneos como Tàpies o Barceló?
-Barceló tiene unos dibujos y unas acuarelas sensacionales. Tàpies está sobrevalorado. Surgió porque el arte español empezó a verse huérfano de creadores y fue la oportunidad de encumbrar a un tipo como Tàpies, con un lenguaje y una creación limitadísima.
-¿Ve mal el arte español?
-Lo del arte español es un fenómeno de análisis. Fue la cúspide del arte mundial, tuvo creadores que aportaron como nadie y ahora los artistas simplemente no existen. Y la crítica española está entregada y sumisa al sistema. ¿Cuándo España se dará cuenta que ha perdido su sitio en el arte?
-No es el único sitio que ha perdido…
-Pero es un factor muy delicado. El arte no nos sacará de la crisis, pero aporta humanidad.
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