diumenge, de febrer 27, 2011

 PEPE NOVELLAS



Quasi una setmana sense escriure un borrall però el cert és que no he disposat d’un segon lliure. Després del pacte per l’exposició Novellas, porto una setmana , i el que m’espera , amunt i avall intentant aconseguir col•laboracions i peces que millorin la mateixa i s’acostin en el possible, - que malauradament no serà molt -, al real concepte d’una antològica. Això sí, serà una mostra més que brillant que espero aporti una visió ben ampla de l’artista i en serveixi per gaudir de la seva gran qualitat.

Una exposició en la que s’ha pogut establir una col•laboració, essencialment gràcies a dues persones que cal remarcar. Per un costat, òbviament, per la professionalitat en el fer i en el concepte , de Glòria Bosch que va saber veure que el tema no era una “guerra” de poble , i que hi havia una possibilitat immensa de sumar una important quantitat de variables que per ella eren desconegudes i inaccessibles. L’altra persona clau, ha estat Ricard Navarro, de Caixa Laietana. Ha estat la seva tossuderia de fer seure a la gent per intentar aconseguir un objectiu positiu e, la que ha aconseguit el que semblava impossible. Amant de l’art , amic d’en Pepe , va veure que “allò” no funcionava com calia, i que era imprescindible un plus, una nova marxa , una mirada més ampla. Estic convençut , i en això coincidim quasi tota els que saben la història , que sense ell i el seu paper , el projecte hauria estat molt, però que molt pitjor.

LES VISITES MASSIVES MATEN A L’ART




Avui tot llegint el diari (com sempre “El País” )en la sempre joiosa tranquil•litat de l’esmorzar dominical, - un dels millors moments de la setmana -, en l’apartat de cultura he trobat un interessant article / noticia , de títol el que encapçalen aquestes ratlles,amb la signatura de Tereixa Constenla , en el que Colin Tweedy , director de “Arts & Bussines “ prediu el fi de les macro exposicions pel fet d’haver enterrat el plaer estètic.

Tweedy és especialistes en establi aliances entre els elements culturals i els rics del mon ( per dir-ho així en genèric ) per aconseguir-ne patrocinis, i amb les seves opinions ens ofereix una visió de futur en el que es retorni al gaudi estètic que s’ha perdut en la massificació de qualsevol visita a una exposició important. Una circumstància que tots hem patit alguna vegada , la de la decepció per no haver pogut gaudir intensament d’unes obres per manca de veritable “espai vital” de contemplació.

Com que crec que és un article molt interessant el reprodueixo a continuació:

La ley de los prejuicios se caracteriza por su empecinamiento: siempre se estrella contra la realidad. Se podría presumir que Colin Tweedy, atendiendo a lo que figura en su carta de presentación, es un minimalista de lo público y un maximalista del éxito. Verán que no.

Tweedy es un experto tejedor de alianzas entre la empresa y la cultura, ha asesorado a países como Rusia o Sudáfrica en la tarea y es el director general de Arts & Business, un organismo creado en 1976 en Reino Unido siguiendo la estela de lo que David Rockefeller había hecho casi una década antes en Estados Unidos para estimular a los dueños del dinero a invertir en la cultura. El éxito de Arts & Business es evidente: 500 empresas, 1.500 instituciones culturales y 650 millones de libras al año (760 millones de euros) en patrocinios.


En suma, Tweedy, por su trabajo, podría ser el perfecto devoto del modelo estadounidense de financiación -la cultura pagada por la empresa- frente al latino -la cultura pagada por los gobiernos-. Mero prejuicio. "En los países del sur de Europa se han creado grandes teatros y museos con este modelo que no está condicionado a la voluntad de nadie, es un buen modelo cuando no hay recesión".

Claro que ya no es el caso: en plena gran recesión, la inversión pública destinada a la cultura se desploma con recortes salvajes. Primero ocurrió en Estados Unidos -las finanzas se agujerearon allí antes de descoserse en Europa-, donde las empresas minimizaron sus aportaciones para las artes. En conclusión, y por una vez, Tweedy defiende lo suyo: "Lo británico no siempre es lo mejor, pero en esta ocasión está sufriendo menos al ser un modelo donde el 50% procede del Estado y el otro 50% del sector privado". De la crisis, unos y otros saldrán distintos a cómo han entrado. "Todo el mundo se mueve hacia un nuevo modelo", asegura.


El jueves dio una conferencia en el IESE, de la Universidad de Navarra en Madrid, para hablar de la participación empresarial en la financiación de las artes. Antes, en una entrevista, dejó clara la premisa filosófica sobre la que se sustenta la simbiosis: el patrocinador no es un mero pagador de anuncios si no una entidad implicada en el proyecto cultural. "Tiene que haber un límite entre lo estético y lo comercial, las buenas empresas pondrán ellas mismas los límites. Poner un anuncio de Coca-Cola en un palacio de Venecia no es patrocinio, es pagar por un anuncio", distingue.


La pugna por precisar este territorio difuso surgirá cada vez más a menudo, dado que instituciones sagradas están mirando a poderosas marcas para tapar agujeros. Chanel número 5 se anuncia sobre la fachada del Museo d'Orsay en París, las joyas de Bulgari han enmarcado el puente de los Suspiros de Venecia y el palacio de Versalles ha planeado abrir dos hoteles con lujos para paladares maría antonieta y precios para decapitar fortunas. "La relación entre el dinero y la cultura es histórica, siempre han estado juntos y, a menudo, en tensión", dice Tweedy, antes de recordar que el papa Julio II instruyó a Miguel Ángel para pintar la Capilla Sixtina.


No todo vale pues para tener dinero para la cultura, según Tweedy, que pertenece entre otros al patronato de la Serpentine Gallery. Y tampoco hay que buscar el éxito a cualquier precio. "El modelo blockbuster [exposiciones que atraen masas] mata el arte, no es la manera adecuada de ver a los grandes artistas. En los próximos cinco años los museos dejarán de hacer esas exposiciones porque dan muchos problemas, también de seguridad. El blockbuster es un modelo antiguo, los creadores de cultura tienen que pensar de manera diferente", plantea.


Colin Tweedy compara dos experiencias recientes. Una placentera en el Metropolitan, donde disfrutó de una pequeña exposición de armaduras históricas, que contrasta con la de Gauguin en la Tate, "que no gustó a nadie porque nadie pudo verla y tenía las entradas vendidas desde el primer día". El gestor defiende una vuelta al disfrute estético en el encuentro con el arte, aunque eso signifique reducir el público o tomar medidas impopulares, como la prohibición de fotos en el interior de los museos.


¿Es un defensor de una cultura elitista? No. Colin Tweedy cree que pueden aprovecharse las nuevas tecnologías para difundir el arte a lo grande y que se deben atraer nuevos públicos con múltiples medidas. Algunas de sentido común: "¿Por qué los museos cierran cuando la gente sale del trabajo?".

Un article per llegir amb atenció i que en el que pertoca al darrera apunt ens fa girar la mirada a la nostra ciutat amb la gran incongruència de que actualment, en temporada d’hivern , les sales municipals els caps de setmana estan tancades quan la gent passeja ( diumenge al matí) i en canvi estan obertes al vespre quan la ciutat esta buida. Com en el cas de “Polònia” , algú ho havia de dir.

I ja que hem tornat a la clau local, que ningú pensi que ens hem oblidat del raca-raca amb l’obra de Marc Llacuna

494 DIES SENSE COL•LOCAR EN LLOC ADIENT L’OBRA DE MARC LLACUNA, GUANYADORA DE LA BIENNAL TORRES GARCÍA


Post escrit tot escoltant The Essential Dinah Washington