Tal i com ja varem comentar , en el decurs dels propers post
anirem desgranant el majestuós escrit que el bon amic Gerardo Gil ha realitzat
per a l’exposició “Dried tear” que Lita
Cabellut, l’artista emergent del moment inaugurava ahir mateix a “Opera gallery”
de Singapur.
De la vàlua de Lita Cabellut tots en varem ser conscients
quan abans de l’estiu presentara la seva obra a la Fundació Vila Casas. De la
importància d’Opera gallery tot queda clar visitant el seu web o observant les
seves ubicacions en indrets tals com París, Londres, Singapur, Seul, Mònaco,
New York, Hong Kong, Dubai, Ginebra o Florida.
En aquesta conjunció apareix l’escrit de Gerardo Gil,
escrit sota la flaire del Maresme , a Vilassar de Dalt , i ves a saber si
inspirat en les exposicions i/o estudis que ha anat visitant per les nostres contrades , com per ex. ahir mateix que
amb tota senzillesa, es va acostar a veure la magnífica expo de Miquel Arnau a la
Casa Gòtica d’Argentona , departint amb la seva bonhomia amb amics i coneguts.
Un escrit el que publicarem en tres o quatre capítols,
que és de digestió lenta per la seva profunditat. Un escrit per assaborir a
petits glops , que ens permet endinsar-nos en el profund eix del pensament
creador de l’artista. Un escrit que explicita les raons d’una genialitat. Un
escrit que no us heu de perdre.
( Les fotos que acompanyen el post corresponen a l’acte
inaugural que va ser un veritable esdeveniment social a Singapor i son una gentilesa de l'autor del catàleg).
LÁGRIMA SECA
"Cada
cuadro que pinto contiene una pequeña historia,
cada
trazo una frase y una sílaba cada pincelada"...
LITA
CABELLUT
NEXOS
Existe
una relación implícita en la obra de Cabellut entre el "método"
aplicado en su pintura y su concepción del universo, que tiende hacia una
visión global y un reconocimiento del pasado, convertido en testigo silencioso
de los cambios y desarrollos del presente, mediante un flexible equilibrio
entre Oriente y Occidente, atravesado por un lenguaje estético que nos descubre
plenamente las conexiones entre ambos. Las fuerzas del "yin" y del
"yang" convertidas en una alternancia de conceptos, que implican
transformaciones, metamorfosis, matices y gestos en constante movimiento, para
revelarnos ese viaje en busca de lo esencial, creado a partir de superficies y
texturas nuevas en los lienzos e imponiendo la luz sobre la oscuridad, el
énfasis sobre la representación, el contraste de colores sobre nuestras
emociones, todo ello dentro de un boomerang, que sirve como hilo conductor
transparente entre dos culturas.
Partiendo
de este contraste entre conceptos, imaginariamente fundidos en la serie
"Lágrima Seca", accedemos a un universo secreto, mediante una
secuencia compleja de surcos, poros y estrías por donde poder penetrar y
descubrir una nueva e insólita aproximación a la función mágica de la pintura.
La facultad de poder elegir entre la belleza invisible y lo bello visible
supondrá un reto muy arriesgado para nuestros sentidos, un juicio relacionado
con la materia, donde la propia naturaleza de la representación artística,
desaparecerá, diluyéndose e identificándose con nuestra propia imaginación. Una
acción en la que la artista se expresa de forma directa mediante una
combinación entre el consciente y el subconsciente, entre el contenido y la
forma de la obra. Aquí lo que importa es la postura frente a ese mundo
imaginario, sin principios éticos ni corrientes estéticas, donde nos subyuga su
resultado final. La lectura del "ojo sólido-lágrima seca" de ese
proceso transfigurativo, su análisis conlleva una clasificación establecida por
los NEXOS que fluyen entre el objeto y su imagen, entre un concepto y un texto
pictórico con figuras alegóricas, representaciones narrativas, ciclos e
interpretaciones subjetivas. La iconografía es sólo posible cuando las obras
pictóricas poseen una argumentación y una base lingüística propias, que nos
permita interpretar su potente significado simbólico, como es el caso de los
treinta cuadros que componen ésta serie, donde se desarrolla un
"método" esquemático muy aproximativo que nos permite determinar su
iconografía a partir de modos de conducta universales e individuales.
Algo
sí está más claro y es que frente a su obra nos sumergimos en un luminoso
claroscuro, volcado hacia lo absurdo y sus consecuencias o como Cabellut
sugiere, un Imperio hundido en la histeria de la ignorancia, perdido en la
espiral de su propia esquizofrenia. Los personajes representados en los
cuadros, asisten a nuestra propia representación, en busca de una hipotética
inmortalidad, transmiten emoción, tensión, tristeza y fuerza e intuimos en
ellos un grito de alarma, de protesta y de libertad, que traspasa las imágenes
como en un espejo, donde los NEXOS imaginarios se desintegran en los ficticios
espejos de las telas, inundadas de un barniz transparente, para configurar
simultáneamente su propio simulacro, devolviéndonos nuestra propia
representación, que permanecerá enquistada en nuestro subconsciente para
siempre, ayudándonos a ampliar nuestra sensibilidad y nuestra percepción de la
vida.
Una
fascinación compartida: el descubrimiento de una cultura oriental, con una
estética y una visión del mundo aparentemente distantes, pero que a través del
arte, estableció un rico diálogo con la sociedad de toda una época, la Europa de la segunda mitad
del siglo XIX, donde iniciativas tan influyentes como la Exposición Universal
de 1888, Siegfred Bing y el "Art Nouveau" o Bracquemond, dejaron su
huella en la obra de artistas del post-impresionismo, simbolismo y modernismo
e incluso en las nuevas vanguardias. Una gran riqueza de propuestas
estéticas en obras tan diversas como las de Marià Fortuny y sus "Fantasías
Japonesas", las "Cerámicas Orientales" de Pablo Picasso o las
xilografías de Edvard Munch, Joan Mirò, Kirchner y Hockel. Una corriente que
aportó temas, técnicas y formatos dentro de un poema dirigido a Occidente, que
descubrió todo un mundo de ideas y formas.
Sumergiéndonos
en la serie "Lágrima Seca", donde los retratos de Cabellut se
convierten en un inmenso paisaje oriental, advertimos su coherencia con el
texto de Bing, "Le Japon Artistique", publicado en 1888, donde
señalaba la necesidad de diferenciar entre el verdadero arte y los productos
vulgares que imitaban obras magistrales. La pasión por lo raro y extravagante,
por lo exótico, nada tiene que ver con los cuadros de ésta serie. No son
imitaciones ni humillantes pastiches de otras obras, sino una respuesta
estética coherente, un reconocimiento aristocrático, que realza paradójicamente
el carácter popular de un arte distante, encuadrándolo en su propia
iconografía.
No
hay narración, ni siquiera representación, sólo interpretaciones subjetivas interpretándose a sí mismas, cuyos conceptos fluyen como metáforas disfrazadas,
luchando por transmitirnos su forma de pensamiento. Están detenidas en el
tiempo, pero podemos insuflarles vida a través de sus cavidades infinitas,
introduciéndonos entre los canales de sus venas. "Las cicatrices son
realmente venas que tienen las telas, mi obsesión es darles piel a los
personajes que retrato. Después van mis pinceladas" señala Cabellut. Un
viaje que exige mucha concentración, toda nuestra invención y colaboración creativa,
para simplemente conseguir caminar por ellas. Son el reflejo de un mundo
representado en un gran espejo, que debemos atravesar para introducirnos en un
desierto donde nuestra imaginación deambulará libremente por otros mundos
imaginarios.
Cada
cuadro se desdobla en otra réplica, que insinúa una nueva visión del
significado del anterior, como en un juego de espejos, un vaivén compuesto por
varias ramificaciones del discurso, donde nos enfrentamos a las lágrimas, al
reto, a la verdad o la ilusión, como en una parodia sustentada por una cuestión
matérica: las diferentes capas de pintura que se van añadiendo a los lienzos,
para borrar decididamente el origen del pensamiento. Como sí fuera la teoría
nietzscheana del "eterno retorno", convertida en parodia de todas las
teorías posibles. El objetivo consiste en contrastar a través de sucesivas
deformaciones paródicas, un cruce de culturas que plantea y cuestiona por dónde
deben de ir los designios de la humanidad, cual es su condición, qué barreras
deben trastocar, qué límites vencer o cómo reconstruir un nuevo dominio, desde
donde la ley se regule por nuevas leyes, por leyes contra la ley, haciendo
germinar con más ímpetu nuestra admiración al tributo de una artista hacia otro
mundo, que seguirá reflejándose en el espejo de nuestra propia
dispersión, con una suave inflexión.
El
fuerte contenido de las imágenes, disgrega la línea narrativa de un lenguaje,
donde no se aplican límites formales a lo que no tiene límites, donde las
viejas relaciones entre signo y significado, entre significante y símbolo, ya
no existen, ya no tienen ningún valor, porque vienen renovadas por la fuerza de
la imposición de otra lógica mental sobre la realidad, que incluso comienza a
resultarnos familiar, al revelarnos el máximo principio oriental de la pintura,
donde siempre prevalece la falta de "método", el "método del
no-método", como axioma insustituible en la praxis del arte.
( ... )
Gerardo Gil