Quaranta temporades de crític donen per molt. I en
aquest molt hi ha moltes coses bones , la majoria, i moltes garrotades , a bon
segur merescudes.
I si les garrotades son publiques , els reconeixements
al bon fer acostumen a ser privats , cosa que no em molesta en absolut , ans
el contrari. Per això, m’ha sorprès, i molt , l’encès elogi que ha fet públic
en el seu blog l’artista Rafael Romero després de la meva crítica a la seva
exposició que està vigent al Col·legi d’Aparelladors i que us recomano amb tot
plaer si és que encara no l’heu visitada.
No coneixia de res a Romero i vaig parlar amb ell no
més de tres minuts en el dia de la inauguració. Potser per això la meva
sorpresa davant unes reflexions que m’han fet enrogir en llegir-les i que ara
vull reproduir aquí. I ho faig per orgull propi i satisfacció personal davant
un reconeixement tan inesperat com exagerat, malgrat l’aparença negativa del
titular.
PERE PASCUAL MARTÍ. LA CRITICA DE ARTE COMO REDUCTO DE
ALGUNOS IGNORANTES.
Hace escasamente unos días que se produce en mi
vida un encuentro, grato y satisfactorio, con un gran crítico de arte, Pere
Pascual y resulta que en su crítica hacia mi trabajo, me encuentro “rara avis”,
un cofrade de estas dimensiones del ánimo del ser, del análisis del devenir de
la existencia, del hermanamiento en las músicas que comportan el rasgar de los
pinceles en el lienzo, de la simplicidad de los bellos jardines iniciáticos en
los que cansados depositamos el alma sumergiéndonos a la vez en los estanques
de la belleza del pensamiento, del vencimiento del miedo, la superación de la
cobardía y la intolerancia, los edenes alcanzables que llamamos arte cuando
somos mortales y se llaman plenitud en cuanto trascendemos.
Este amigo, ahora ya amigo, sabia pluma,
correligionario, dibujante de nubes y sueños, resulta ser el profundo ejemplo
de sensatez en cuanto a que mientras la gran mayoría de críticos recorren los
estrechos caminos del arte , convencidos en evolucionar desde una gran atención
hacia la fenomenología de lo mercantil, de lo comercial, en el “tener”, en la
objetualización como valor, en la “cosificación” de la obra de Arte, pues bien,
a él, lo sitúo, leyendo sus generosas líneas hacia mi humilde trabajo, y muchas
otras críticas que encuentro en su cuidadoso blog, en lo estrictamente poético,
serenamente en su poésis, en la obra de arte como proyecto sensible,
intelectual, conjunto de introafecciones, negación de la perversión y a la vez
enfrentamiento hacia la idiotez de los tiempos presentes.
Azotea muy bien amueblada, la mayoría viven en
las carsticas oquedades del subsuelo, este con sus dedos acaricia las estelas
que dejan tras de sí los aviones que nos invitan con su elegante planeo a la
ensoñación en el distanciamiento en el tiempo y el espacio. Alquimista de
elípticas sinopsis, carnes bien curtidas y bien embalsamadas.Expresión
económica que no escueta, asepsia semántica, retórica comedidamente potente,
poliedro existencial sumido en aventuras ,“necesario”.
Ante semejante descubrimiento, a uno, no le
queda otra opción más que el regocijarse y como se hace en el tantrismo
budista, expresar el agradecimiento en las diez direcciones del universo y en
sus tres tiempos: pasado, presente y futuro, y que esa satisfacción se expanda
y llegue allí donde haga más falta. También podríamos plantar un árbol deseando
su rápida fructificación como en las tradiciones chamánicas o simplemente
escribir como en Japón nuestros deseos y anudarlos delicadamente a sus hojas, y
que el viento expanda tanta emoción.
Este crítico, es gloria bendita, pues el que
escribe está muy pero que muy aburrido de tanta mercadería barata en la crítica
del arte, cansado de verles “el plumero” a tantos relatores de eventos,
serviles títeres de las modas al servicio del monstruo neo-liberal.
Así leo las críticas de este buen amigo,
jardinero fiel, y concluyo que irremediablemente para escribir, hablar, ensayar
sobre arte, se debe partir de un corazón artístico, y si ello no es posible al
menos de un corazón noble, motivado sin la menor duda en la honestidad. En este
caso se cumplen claramente ambas circunstancias.
Heroicidad también sin duda, en cuanto a que sus
textos son declaración de guerra a la manipulación y a la ignorancia, al arte-
sistema desarraigador, su percepción se subordina al arte-humano, al ser, al
viaje ontológico del “otro” siendo a la vez el de él mismo. Y heroicidad a la
vez en la dificilísima conjugación de todo aquello que resulta molesto hacia
toda esta malicia de mundo que incide con todas sus fuerzas en el hecho de que
los entes pensantes dejemos de pensar y nos limitemos a la pobreza del producir
y el consumir.
El crítico, este crítico, es pintor, escultor,
dibujante y grabador, poeta, músico, declamador, filósofo y tantas otras cosas
que hacen que pueda escribirnos y describirnos este universo mandálico que es
el arte. Y como creador que es , loa la creatividad, y como destructor que
también lo ha de ser, destruye aquello que carece de dignidad y supone engaño,
fraude, y servilismo.
Mi emoción ante este descubrimiento, es que aún
quedan críticos de arte que hacen bien su trabajo. Y ¿Cual es el trabajo de un
crítico de Arte?. Yo, opino, que debe ser el de convertir, desde las valiosas
facultades humanas de la razón y la emotividad, el arte en objeto de
conocimiento por encima de objeto de mercado, y en ello dignificar el papel del
artista, como entidad cultora, sensibilizadora, crítica, transformadora,
incluso transmutadora. Y también debe el crítico denunciar a quien se aleje de
estos “éticos” parámetros tan propios de la necesaria fraternidad y concordia
humana.
Pero quedan torres muy altas que debieran caer.
Puedo hablar de ello, pues lo he vivido en mis carnes en estos más de veinticico
años de aventura artísticas, y puedo decir que la mayoría de críticos que he
conocido, por haber escrito sobre mi trabajo, o en general por seguir sus
crónicas periódicas, no han sido más que personajes, a la altura del betún,
controversia al crítico de “moral abierta”, el amigo al que me refiero. Así
puedo decir en mayúsculas que hay críticos cuyos trabajos se realizan
simplemente y sin conocer al artista en un visualizado fotográfico de sus obras
en un catálogo. Otros cuyo trabajo, además de sus minutas y dietas pagadas por
el medio para el cual escriben, exigen obra del artista a cambio de su pluma,
puedo hablar de colecciones importantes de arte contemporáneo conseguidas a
través de esta vil práctica en manos de al menos de los dos grandes monstruos
sagrados de la critica en Cataluña. Puedo señalar igualmente pues los conozco,
que hay críticos que escriben océanos de tinta en numerosos medios tan solo por
su afiliación a ciertos partidos políticos en el poder, favoritismo, tráfico de
influencias sin duda...
¿Dónde está la moral, la honestidad, los
sentimientos?. ¿Porqué entrar en estas dimensiones humanas, si se carece de
ella?.
Satisfacción porque un poeta escribe sobre
poetas, un pintor escribe sobre pintura, un ser humano escribe sobre el hombre.
Y dejamos de ser “cosificados” y subordinados al
mercado, a la política, al ignorante. Y lo escribo muy claro, en base a lo que
siento y a la experiencia, sobretodo dirigiéndolo a quien lo pueda necesitar en
lo reflexivo, también pensando en mis alumnos, pues en muchas ocasiones escribo
este tipo de líneas en el interés de favorecerles y animarlos, en este caso,
categorizando que en muchas ocasiones, las críticas negativas respecto a una
obra de arte, pudieran ser entendidas como “un regalo” viniendo de quién
vienen.
Ojo con la crítica de arte o “no es oro todo lo
que reluce”. O tal vez decir, que en muchas ocasiones la crítica del arte es
reducto de los ignorantes.
!Ánimo mi querido amigo, jardinero fiel, crítico
noble¡. Escribo en mi agenda tu nombre en lugar destacado.
Desconfiar de ciertos críticos es algo sano y
evolutivo.
Confiar en los honestos es necesario para
nuestro trabajo.
Rafael Romero