dimecres, de novembre 26, 2014

LA CRITICA DE ARTE COMO REDUCTO DE ALGUNOS IGNORANTES.




Quaranta temporades de crític donen per molt. I en aquest molt hi ha moltes coses bones , la majoria, i moltes garrotades , a bon segur merescudes.

I si les garrotades son publiques , els reconeixements al bon fer acostumen a ser privats , cosa que no em molesta en absolut , ans el contrari. Per això, m’ha sorprès, i molt , l’encès elogi que ha fet públic en el seu blog l’artista Rafael Romero després de la meva crítica a la seva exposició que està vigent al Col·legi d’Aparelladors i que us recomano amb tot plaer si és que encara no l’heu visitada.

No coneixia de res a Romero i vaig parlar amb ell no més de tres minuts en el dia de la inauguració. Potser per això la meva sorpresa davant unes reflexions que m’han fet enrogir en llegir-les i que ara vull reproduir aquí. I ho faig per orgull propi i satisfacció personal davant un reconeixement tan inesperat com exagerat, malgrat l’aparença negativa del titular.

PERE PASCUAL MARTÍ. LA CRITICA DE ARTE COMO REDUCTO DE ALGUNOS IGNORANTES.

Hace escasamente unos días que se produce en mi vida un encuentro, grato y satisfactorio, con un gran crítico de arte, Pere Pascual y resulta que en su crítica hacia mi trabajo, me encuentro “rara avis”, un cofrade de estas dimensiones del ánimo del ser, del análisis del devenir de la existencia, del hermanamiento en las músicas que comportan el rasgar de los pinceles en el lienzo, de la simplicidad de los bellos jardines iniciáticos en los que cansados depositamos el alma sumergiéndonos a la vez en los estanques de la belleza del pensamiento, del vencimiento del miedo, la superación de la cobardía y la intolerancia, los edenes alcanzables que llamamos arte cuando somos mortales y se llaman plenitud en cuanto trascendemos.

Este amigo, ahora ya amigo, sabia pluma, correligionario, dibujante de nubes y sueños, resulta ser el profundo ejemplo de sensatez en cuanto a que mientras la gran mayoría de críticos recorren los estrechos caminos del arte , convencidos en evolucionar desde una gran atención hacia la fenomenología de lo mercantil, de lo comercial, en el “tener”, en la objetualización como valor, en la “cosificación” de la obra de Arte, pues bien, a él, lo sitúo, leyendo sus generosas líneas hacia mi humilde trabajo, y muchas otras críticas que encuentro en su cuidadoso blog, en lo estrictamente poético, serenamente en su poésis, en la obra de arte como proyecto sensible, intelectual, conjunto de introafecciones, negación de la perversión y a la vez enfrentamiento hacia la idiotez de los tiempos presentes.

Azotea muy bien amueblada, la mayoría viven en las carsticas oquedades del subsuelo, este con sus dedos acaricia las estelas que dejan tras de sí los aviones que nos invitan con su elegante planeo a la ensoñación en el distanciamiento en el tiempo y el espacio. Alquimista de elípticas sinopsis, carnes bien curtidas y bien embalsamadas.Expresión económica que no escueta, asepsia semántica, retórica comedidamente potente, poliedro existencial sumido en aventuras ,“necesario”. 

Ante semejante descubrimiento, a uno, no le queda otra opción más que el regocijarse y como se hace en el tantrismo budista, expresar el agradecimiento en las diez direcciones del universo y en sus tres tiempos: pasado, presente y futuro, y que esa satisfacción se expanda y llegue allí donde haga más falta. También podríamos plantar un árbol deseando su rápida fructificación como en las tradiciones chamánicas o simplemente escribir como en Japón nuestros deseos y anudarlos delicadamente a sus hojas, y que el viento expanda tanta emoción.

Este crítico, es gloria bendita, pues el que escribe está muy pero que muy aburrido de tanta mercadería barata en la crítica del arte, cansado de verles “el plumero” a tantos relatores de eventos, serviles títeres de las modas al servicio del monstruo neo-liberal.


Así leo las críticas de este buen amigo, jardinero fiel, y concluyo que irremediablemente para escribir, hablar, ensayar sobre arte, se debe partir de un corazón artístico, y si ello no es posible al menos de un corazón noble, motivado sin la menor duda en la honestidad. En este caso se cumplen claramente ambas circunstancias.

Heroicidad también sin duda, en cuanto a que sus textos son declaración de guerra a la manipulación y a la ignorancia, al arte- sistema desarraigador, su percepción se subordina al arte-humano, al ser, al viaje ontológico del “otro” siendo a la vez el de él mismo. Y heroicidad a la vez en la dificilísima conjugación de todo aquello que resulta molesto hacia toda esta malicia de mundo que incide con todas sus fuerzas en el hecho de que los entes pensantes dejemos de pensar y nos limitemos a la pobreza del producir y el consumir.


El crítico, este crítico, es pintor, escultor, dibujante y grabador, poeta, músico, declamador, filósofo y tantas otras cosas que hacen que pueda escribirnos y describirnos este universo mandálico que es el arte. Y como creador que es , loa la creatividad, y como destructor que también lo ha de ser, destruye aquello que carece de dignidad y supone engaño, fraude, y servilismo.

Mi emoción ante este descubrimiento, es que aún quedan críticos de arte que hacen bien su trabajo. Y ¿Cual es el trabajo de un crítico de Arte?. Yo, opino, que debe ser el de convertir, desde las valiosas facultades humanas de la razón y la emotividad, el arte en objeto de conocimiento por encima de objeto de mercado, y en ello dignificar el papel del artista, como entidad cultora, sensibilizadora, crítica, transformadora, incluso transmutadora. Y también debe el crítico denunciar a quien se aleje de estos “éticos” parámetros tan propios de la necesaria fraternidad y concordia humana.

Pero quedan torres muy altas que debieran caer. Puedo hablar de ello, pues lo he vivido en mis carnes en estos más de veinticico años de aventura artísticas, y puedo decir que la mayoría de críticos que he conocido, por haber escrito sobre mi trabajo, o en general por seguir sus crónicas periódicas, no han sido más que personajes, a la altura del betún, controversia al crítico de “moral abierta”, el amigo al que me refiero. Así puedo decir en mayúsculas que hay críticos cuyos trabajos se realizan simplemente y sin conocer al artista en un visualizado fotográfico de sus obras en un catálogo. Otros cuyo trabajo, además de sus minutas y dietas pagadas por el medio para el cual escriben, exigen obra del artista a cambio de su pluma, puedo hablar de colecciones importantes de arte contemporáneo conseguidas a través de esta vil práctica en manos de al menos de los dos grandes monstruos sagrados de la critica en Cataluña. Puedo señalar igualmente pues los conozco, que hay críticos que escriben océanos de tinta en numerosos medios tan solo por su afiliación a ciertos partidos políticos en el poder, favoritismo, tráfico de influencias sin duda...

¿Dónde está la moral, la honestidad, los sentimientos?. ¿Porqué entrar en estas dimensiones humanas, si se carece de ella?.
Satisfacción porque un poeta escribe sobre poetas, un pintor escribe sobre pintura, un ser humano escribe sobre el hombre.

Y dejamos de ser “cosificados” y subordinados al mercado, a la política, al ignorante. Y lo escribo muy claro, en base a lo que siento y a la experiencia, sobretodo dirigiéndolo a quien lo pueda necesitar en lo reflexivo, también pensando en mis alumnos, pues en muchas ocasiones escribo este tipo de líneas en el interés de favorecerles y animarlos, en este caso, categorizando que en muchas ocasiones, las críticas negativas respecto a una obra de arte, pudieran ser entendidas como “un regalo” viniendo de quién vienen.
Ojo con la crítica de arte o “no es oro todo lo que reluce”. O tal vez decir, que en muchas ocasiones la crítica del arte es reducto de los ignorantes.

!Ánimo mi querido amigo, jardinero fiel, crítico noble¡. Escribo en mi agenda tu nombre en lugar destacado.
Desconfiar de ciertos críticos es algo sano y evolutivo.
Confiar en los honestos es necesario para nuestro trabajo.

Rafael Romero